jueves, 18 de noviembre de 2010

Mente

Los pasos para acallar el diálogo interior


Como he comentado anteriormente, los pensamientos entran y salen de su mente durante todo el día, y usted puede observar esos pensamientos en lugar de identificarse con ellos. No obstante, ha de recordar que los pensamientos se originan en usted.
Con el fin de entender mi mente, me sirvo de la metáfora de un estanque de profundidad ilimitada. No llamo “meditación” a esta metáfora ni al ejercicio derivado de la misma, porque hay incontables métodos de meditación. Prefiero pensar en ello como en una sencilla y eficaz manera de acallar el diálogo interior.
 En ese estanque hay cinco niveles.


Primer nivel: la superficie
En la superficie del estanque se encuentra toda la agitación. Es en la superficie donde el viento agitará el agua, caerá la lluvia y la henderá, las temperaturas frías helarán la superficie, y las temperaturas altas la devolverán a su estado líquido. Las tormentas harán que la superficie se muestre violenta. El tiempo plácido devolverá a la superficie a una calma lisa y cristalina. Las hojas y el polvo ensucian la superficie, la gente arroja piedras que perturban su calma, y todas las agitaciones son visibles.
La superficie de su mente es también el lugar en el que usted advierte todas las agitaciones. Éste es el que yo llamo nivel “de charla”. Es aquí donde multitudes de pensamientos se abaten de forma constante sobre la superficie de su mente.
La charla va de economía, fechas límite, salud, hijos, citas, listas de compra, jubilación, vacaciones, conflictos en el trabajo, violencia en medio oriente, relaciones sexuales, el libro que está leyendo, el tráfico, las reparaciones del coche, su jaqueca, la gripe de su madre, lo que tiene miedo de decirle a su jefe, la esposa o el marido del que usted es víctima, etc... Podría llenar un millar de páginas con estos pensamientos fugaces. Ésta es la realidad de su vida mental. Muchas agitaciones zumban en la superficie de su mente, todas relacionadas con la vida cotidiana.
Las tormentas de su vida se convierten en violencia en su mente. Los vientos de su existencia crean agitaciones. Todo ello adopta la forma de pensamientos. La mente queda así por entero poblada de pensamientos relativos a su vida externa.


Este tipo de existencia resulta extenuante. Pero más que cansarle, este nivel le impide experimentar la conciencia superior. Por desgracia, resulta probable que sea ésta la forma como se ha acostumbrado a utilizar su mente. Puede que incluso crea que la mente no es más que el receptáculo de todos estos pensamientos.
Y podría creer que no hay nada que hacer, que está condicionado para utilizar la mente así tanto por educación como por genética. Hasta que explore otras posibilidades, podría creer que los pensamientos vienen y se van según su propia voluntad, y que en realidad no hay mucho que pueda hacer al respecto. Si su mente está así ocupada, pues que así sea.
Le insto a reconsiderar esa postura. Préstele atención tanto al cuidado del nivel de superficie de su mente, como a la profundidad y anchura de tu mente, igual que si fuera el responsable de mantener limpio un estanque. La imagen de la superficie de un estanque azotada con violencia por una tormenta no recoge todo lo que sucede en el estanque. Algunos desperdicios que flotan en la superficie no lo degradan por completo


Segundo nivel: justo por debajo de la superficie
Las agitaciones de la superficie tienen muy poco impacto por debajo de ésta. Se puede continuar observando una tormenta desde debajo de la superficie, pero su presencia no se siente de la misma forma que cuando uno se encuentra en medio de ella.
Del mismo modo, cuando usted puede descender por debajo de su mente, deja tras de sí el bullicio de la charla. Aquí, la constante entrada y salida de pensamientos la reemplaza una forma de pensamiento diferente. Usted tiene un mayor control sobre el proceso de sus pensamientos, aunque todavía se encuentra muy lejos del silencio.
No obstante, la actividad se encuentra ahora más concentrada. Si se queda quieto, descubre que sus pensamientos están ahora analizando. Es aquí donde busca razones para todo. Desmenuza cada pensamiento e intenta descubrir por qué sucedió esto o falló aquello. Se establecen diálogos burlones con las personas de su vida que no le apoyan como usted juzga que deberían.
Justo por debajo de la superficie tiene lugar el análisis. Puede sorprenderse analizando algo y realizar un esfuerzo para dejar de hacerlo, pero en este nivel existe un análisis constante.
Piense en una piedrecilla arrojada a la superficie del estanque. Llega un momento en que empieza a hundirse camino del fondo. Ha atravesado el nivel de la charla y está pasando a través de la parte analítica que se encuentra justo debajo de la superficie. Adopte la postura del espectador que aprendió en los boletines precedentes. Contemple cómo cae la piedrecilla y observe los pensamientos analíticos.
El análisis es la actividad mental a la que estamos dedicados cuando, de modo automático, nos hacemos silenciosos comentarios sobre todas las personas y cosas. Esos comentarios silenciosos insisten en analizar su progreso o ausencia del mismo.
La dificultad reside en pensar que existe algo más aparte de este momento y encontrar cómo llegar a la paz y el éxtasis. Ha de saber esperar. Llegarán por sí mismas. No juzgue ni se sienta frustrado. Deje que su mente analice, y tenga la seguridad de que antes o después la piedrecilla continuará camino hacia el júbilo. A medida que vaya cayendo, dejará tras de usted el análisis y llegará al tercer nivel


 




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