martes, 23 de noviembre de 2010

Sencillamente Sabio

No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono, y un riego constante.
También es obvio que quien cultiva a la tierra no se para impaciente frente a la semilla sembrada y grita con todas sus fuerzas:
Crece maldita seas!!!
Hay algo muy curioso que sucede con el bamboo japonés y que lo transforma en no apto para impacientes:
Siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente. Durante los primeros meses no sucede nada apreciable.
En realidad no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto, que un cultivador inesperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles. Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de solo seis semanas la planta de bambú crece ¡Mas de 30 metros!!!

Tardó solo seis semanas en crecer???

No, la verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.
Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bamboo estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener después de siete años. Imitar a la Naturaleza es lo que el ser humano tiene que recordar...

Sin embargo, en la vida cotidiana muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente el resultado del crecimiento interior y que este requiere de tiempo.
Quizá por la misma impaciencia, muchos aquellos que aspiran a resultados a corto plazo, abandonan súbitamente justo cuando ya estaban a punto de florecer.
Perseverar en la tarea de ser pacientes, es todo un desafío. Comprenderlo también.
Recuerda el ciclo de maduración del bamboo japonés, y acepta que en tanto no bajemos los brazos, ni abandonemos por no ver el resultado que esperamos, el ciclo de maduración sí está sucediendo en nuestro interior. Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente, creando los hábitos y el temple  que les permitirá sostener el éxito cuando este al fin se materialice. El triunfo no es mas que un proceso que lleva tiempo y dedicación. Un proceso que exige aprender nuevos hábitos y nos exige también descartar otros. Un proceso que exige cambios, acción y formidables dotes de paciencia.

Y recordar también que el Alma no camina sobre una línea, el Alma se despliega en sí misma como un loto de incontables pétalos...

Namasté! Al*Ba

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